LA PUBLICIDAD.


El primer elemento que se le viene a la cabeza a las personas al hablar de mercadeo es la publicidad, pero desafortunadamente se les da poca trascendencia a otras decenas de formas de promocionar un producto y que pueden ser más efectivas a bajo costo.

Es que el fin de la publicidad no es solo la recordación sino lograr influir en el comportamiento de las personas mediante la estimulación después de recibir un mensaje.

Los que se proclaman como "creativos" no conocen muy bien la diferencia entre entretenimiento y publicidad que realmente cumpla su objetivo de estimular acciones, a tal punto que caen en una pobreza de contenidos que hace que se pierda su efectividad, además del abuso que se le ha dado a esta herramienta por parte de algunos medios.

Campañas como la de telefonía en que salen personas desnudas jugando tenis, monjas felices por atracar un banco y tandas de comerciales en televisión de 15 minutos, además de ser un irrespeto que no comunica beneficios del producto, son una muestra de la pobreza de sentido común y creatividad de algunas agencias, y ni hablar de noticieros llenos de publicidad con presentadoras que creen que con una cara bonita son profesionales en su oficio, pantallas saturadas de anuncios dentro de los programas, narraciones en radio que son un martirio, medios impresos que creen que las solas poses eróticas pueden despertar el interés por un producto o imágenes donde a duras penas se puede asociar la publicidad con el producto que dicen anunciar son una vergüenza.

Una cosa es que la publicidad pueda entretener y otra es lograr que sea efectiva, para lo cual existen elementos de medición que poco se utilizan.

¿Saben cuánto es el presupuesto de publicidad de la marca de motos Harley Davison?: cero, sí cero, pues toda su estrategia de promoción la han hecho transmitiendo una cultura rebelde y libre a tal punto que provocan que sus usuarios salgan a la calle disfrazados a darle posición a su marca sin necesidad de anuncios en medios masivos.